El cardenal Fernández Artime,
Amuravela de oro: "Hasta el Papa sabe que soy asturiano"
El luanquín
recibió el prestigioso galardón de Amigos de Cudillero junto al director del
Museo del Pueblo de Asturias y el autor del sermón L’Amuravela, Cesáreo Marqués.
T. CASCUDO
Cudillero 14 JUL 2024
El cardenal luanquín Ángel Fernández
Artime cerró el acto de entrega de la cuadragésima quinta edición de los
premios "Amuravela de Oro", que concede la asociación Amigos de
Cudillero, con un discurso cargado de asturianía y amor por sus raíces:
"Me gusta mi tierra y cada vez volveré más. Me permito decirme embajador
de Asturias y hasta el Papa sabe que soy asturiano y que siempre hablo de que
somos buena gente y nos hacemos querer".
Artime, premiado junto al director del
Museo del Pueblo de Asturias, Juaco López, y el autor-recitador del sermón
laico de L’ Amuravela, el pixueto Cesáreo Marqués, cerró el turno de
intervenciones reivindicando la humanidad. "Creo mucho en crear humanidad
y todo lo que hagamos para que la gente esté bien merece la pena", zanjó
antes de llevarse el aplauso de las más de trescientas personas invitadas por
Amigos de Cudillero.
El luanquín fue glosado por el alcalde
de Gozón, Jorge Suárez, quien, además de anunciar un próximo homenaje al
cardenal en Luanco, expresó el "orgullo" de sus paisanos por la
trayectoria del homenajeado, al que hizo especial ilusión que lo presentaran
como "hijo de una modesta familia de pescadores". El cardenal expresó
el orgullo que siente por sus raíces porque es de los que creen "que somos
fruto de lo mucho que hemos recibido y luego un poco de trabajo personal".
Fernández Artime se ganó al público en
una intervención sin guión y con guiños al grupo de casi setenta gozoniegos que
lo arroparon en el acto: "Seguro que piensan, Angelín, rápido que tengo
fame". El cardenal, que se mostró "honrado, agradecido y feliz"
con el reconocimiento, recibió la insignia de la Amuravela de manos del regidor
gozoniego y el diploma conmemorativo del vicario general de Oviedo, Jorge Juan
Fernández Sangrador. Tampoco perdió ocasión para alabar la belleza de
Cudillero, si bien dijo que en su periplo vital por ciento veinte naciones
había podido descubrir que "el mundo es precioso, aunque a veces lo
arruinemos".
Su discurso en defensa de sus raíces y
la herencia familiar tuvo cierta similitud con el del director del Museo del
Pueblo de Asturias, que reivindicó "el valor de lo cotidiano". Juaco
López, que fue glosado por el profesor de la Universidad de Oviedo, Juan Carlos
Villaverde, señaló que, en los años en los que nació, la mayoría de los asturianos
vivían de espaldas al pasado y "tiraban documentos a la basura" o
quemaban archivos familiares en las huertas de las casas. Esta "vorágine
destructiva", dijo, "es la consecuencia de una educación deficiente
que consideraba la experiencia pasada inútil y a nuestros antepasados unos
idiotas". En este sentido, lamentó que todavía muchos asturianos no vean
el valor del patrimonio diseminado en cartas, fotografías o carteles festivos y
que se permiten vivir "de espaldas al pasado, destruyéndolo sin conciencia,
ni respeto".
Contó Juaco López que en el desván de
los Díaz Morodo, en su Cangas del Narcea natal, descubrió su vocación
profesional que le llevó años después a la dirección del Museo del Pueblo de
Asturias. Según apuntó el profesor Villaverde, bajo su dirección, el espacio
pasó de ser "una entidad irrelevante" a un "espléndido"
museo reconocido nacional e internacionalmente. Aplaudió además la
"tenacidad" de un cangués que "pertenece a ese grupo de personas
que devuelven a la sociedad más de lo que reciben".
El homenajeado defendió su trabajo al
frente del museo gijonés y explicó que la ingente colección recabada es fruto
"de la colaboración", una palabra que considera "mágica". Y
terminó con una primicia: "Llegará en unos días de México una colección de
carteles de películas hechos por Germán Horacio. Estamos reuniendo una muestra
de su variada obra gráfica, tratando de salvar la deuda que tenemos con la
memoria del exilio". Y zanjó: "Por todo esto, me dan este
premio". El embajador de España en Canadá, Alfredo Martínez Serrano, le
impuso la insignia de la Amuravela de oro, mientras que el diploma
conmemorativo le llegó de manos del Alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli.
El premio más local fue para el
recitador de L’Amuravela, Cesáreo Marqués, que el pasado San Pedro se despidió
de una tarea que desempeña desde hace cuarenta años. Sin embargo, seguirá
escribiendo este sermón de tradición secular. "Ser el portavoz de los
pescadores ante San Pedro es un honor que hemos podido cumplir pocas
personas", señaló Cesáreo Marqués.
La hasta ahora Fiscal Superior de
Asturias, María Esther Fernández, glosó a Marqués en su último acto
institucional en el cargo. Repasó la implicación de Marqués con un concejo que
"lleva en lo más hondo de su corazón" y contó que en 1985 asumió el
título de recitador y una década después el de escribir tan relevante discurso
para los cudillerenses. "No hay persona que quede indiferente ante tal
espectáculo y todo ello en pixueto", señaló Fernández, que confesó que la
primera vez que presenció la lectura de L’Amuravela "me pareció mágico y
sublime". La Fiscal entregó el diploma a Cesáreo Marqués, al que impuso la
insignia acreditativa del galardón la vicepresidenta de la Junta General del
Principado, Celia Fernández.
"Los tres premiados somos asturianos
y estamos conectados con la mar, la cultura, las tradiciones y San Pedro",
señaló Marqués, antes de confesar que premios como la Amuravela de oro son una
"trampa" porque "te atan, te unen y te comprometen más con
Cudillero". En su caso, lleva años de compromiso con el concejo, expresado
en sus diferentes facetas como la de presidente de la asociación de jubilados
La Mar. "Soy una persona comprometida y si ese compromiso es con
Cudillero, ya se convierte en amor. Cudillero atrae, embruja y enamora",
señaló Marqués en un discurso con emotivas palabras hacia su familia,
especialmente para su mujer, Gloria.
El acto, celebrado en el hotel La Lupa,
comenzó con la actuación del recién constituido grupo de baile "Arduríu
Pixuatu" y, a continuación tomó la palabra el presidente de la asociación
Amigos de Cudillero, Juan Luis Álvarez del Busto. Defendió el
"prestigio" de un galardón que excede las fronteras nacionales y que
persigue distinguir a personas o instituciones que destaquen por su labor en pro
de Asturias en general y de la villa de Cudillero en particular. "He de
confesar que cuando nació el premio jamás pensé que se iba a convertir en algo
tan preciado y apreciado", apuntó Del Busto, que además es cronista
oficial de Cudillero.
Cerró el acto el Alcalde de Cudillero,
Carlos Valle, que fue el encargado de convocar la cuadragésima sexta edición de
unos premios convertidos en un "símbolo de la esencia misma de
Cudillero". Dijo Valle que los galardones son "una marca de
calidad" y animó a los premiados a defender y divulgar su legado. Los
himnos de Asturias y España cerraron la celebración de una edición con marcado
carácter asturiano.